El caminante silencioso de las letras chilenas
Vivian Lavín conversó con el poeta y académico chileno Pedro Lastra con quien repasó su trayectoria y visión de la literatura hispanoamericana.
Según el poeta griego Rigas Kappatos, "la poesía transmite mejor su mensaje si su creador es también cordial y afectuoso con los demás: cualidades propias de Pedro Lastra". Una aseveración que podría ser discutible, pero no en Pedro Lastra Salazar, cuya cálida timidez se transmite en sus versos. Su dilecto amigo y maestro, el poeta Gonzalo Rojas lo resumía así: "Lo primero que se me impone cuando lo leo y lo releo es el tono de Pedro Lastra, el tono, el verdadero sello de un poeta genuino". La obra de Pedro Lastra tiene la paciencia y el ritmo de su autor y de un modo afectuoso está siempre a la espera de nuevos lectores. No los atosiga con la palabra, cuando en lugar de hacer de ediciones corregidas y aumentadas, sus libros son versiones resumidas de las anteriores, en esa perfección que persigue a través de concisión, buscando porfiadamente la esencia del poema que se escapa como la belleza, y de la cual sólo alcanza a atrapar "forma de su huida", como decía Juan Ramón Jiménez. Pedro Lastra camina silencioso por las letras chilenas, no así en el contexto latinoamericano donde es conocido y reconocido como una pieza vital que conecta al continente a través de su verbo y su amplísimo conocimiento de las literatura en lengua vernácula ha quedado plasmado en antologías poéticas y de cuentos. Pedro Lastra no tiene correo electrónico personal, o en verdad, no lo usa. Y es que no lo necesita. Para quien ha escrito millares de cartas en su vida, dirigidas a personajes de la talla de un Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Alejo Carpentier, Julio Ramón Ribeyro, Mario Vargas Llosa, Álvaro Mutis, Octavio Paz, Nicanor Parra, Juan Gelman...entre tantos, no entiende aún cómo la escritura digital, tan rápida e instantánea, en lugar de acercarnos nos mantiene en muchos sentidos más aislados que cuando las cartas se demoraban semanas en arribar. Pedro Lastra es uno de los más grandes estudiosos de la poesía hispanoamericana desde que pudo conocer a muchos de sus más grandes exponentes a partir de ese mítico Encuentro de Escritores de 1962, que organizara el poeta Gonzalo Rojas en Concepción, y donde ofició de secretario y anfitrión. Desde entonces, este profesor normalista se convirtió en una pieza fundamental de nuestra literatura. Su trabajo como director de la Colección Letras de América de la Editorial Universitaria entre 1966 y 1973 le permitieron conocer y trabajar junto a escritores y poetas enormes. Su vocación latinoamericanista la profundizó fuera de Chile, a donde debió emigrar como le sucedió a gran parte de nuestra intelectualidad y la del continente a partir de ese fatídico 11 de septiembre. En especial, se ha ganado el respeto y la amistad de nuestros hermanos peruanos y bolivianos que le han dado las más altas distinciones académicas, convirtiéndose Pedro Lastra desde la literatura, en el embajador que tanta falta nos ha hecho en nuestras relaciones internacionales. Posee una memoria que ruboriza a quienes aventaja en décadas lo que hace de su conversación un verdadero arte de la evocación en los afectos y el saber.