El contador de películas
Ya a los tres años, el pequeño Silvio hacía pataletas para que lo llevaran al cine. Y sus padres, entendieron prontamente que esa era la vocación de su hijo, Silvio Caiozzi, cuando este niño mimado como único, ya era un precoz fotógrafo y a los 10 años, un cineasta que hacía sus pequeñas películas, con su madre como actriz principal. En el Colegio, junto a su grupo de amigos a quienes les decían "la familia", se reunían en los recreos en torno a Silvio para que éste les contara las películas que había visto y que resultaban, a la postre, más entretenidas que las originales, al decir de su rendida audiencia. A comienzos de la década de los 60, casi un adulto para aquellos años, pensaba sin embargo, que la medicina era lo suyo hasta que uno de sus amigos lo entusiasmó para irse a Estados Unidos. Solo entonces supo que el cine podía estudiarse en la Universidad. Y así partió a Chicago donde en el Columbia College obtuvo su Bachellor of Arts el año 1967. Silvio Caiozzi es uno de los más importantes cineastas de nuestro país y el primer cineasta miembro de número de la Academia Chilena de Bellas Artes, con filmes como Julio comienza en Julio, La luna en el espejo, Coronación, Cachimba... y su último trabajo, aun no estrenado pero ya premiado en el Festival de Montreal y seleccionado para el de Guadalajara, bajo el título de Y de pronto el amanecer, es una película que según él mismo, resume el trabajo de toda una vida.