El hombre de las seis patrias
Hace 125 años salía a la luz un libro clave del modernismo. Con el simple título de Azul, Rubén Darío publicaba en Valparaíso su obra fundamental. Rubén Darío: el intelectual “antiyanqui”, el mestizo orgulloso de su sangre criolla, el iniciador del cuento moderno, el cronista comprometido con la cuestión social de su época, desembarca junto al académico y ex diplomático nicaragüense, Jorge Eduardo Arellano en el marco de las celebraciones.
La importancia de este "poeta trasatlántico", como lo denomina su coterráneo y especialista en su obra, es clara en la huella que dejara en la más grande poeta chilena, Gabriela Mistral. A pesar que en 1912, frustró las expectativas de la entonces joven poeta debido a la cancelación de su viaje, fue determinante en su vocación. "Soy yo una que le aguardaba al pie de los Andes para presentarle su devoción y la de sus niñas", le decía en una breve carta en la que además, le adjuntaba unos poemas. "Rubén, si usted no encuentra en mi cuento y en mis estrofitas sino cosa hueca, hilachas volantes de cosa inútil y vulgar, escríbame solo esto en una hoja de papel: malo, malo", le decía. La respuesta fue la publicación de material en la revista Elegancias, aupando así de manera decisiva a nuestra poeta, una marca que quedó en la Mistral y en tantos otros vates de la época.
"Darío fue uno de los iniciadores del cuento moderno en Hispanoamérica. De hecho, fue un narrador excepcional para su tiempo. En su casi centenar de piezas reelaboró artísticamente el cuento parisiense y cosmopolita, el relato naturalista y de protesta social, la ficción neopagana, la recreación sustentada en diversas mitologías, el apólogo de tradición bíblica y el cuento maravilloso, el extraño y el fantástico. Y es que le obsesionaba el doble y la cábala, el más allá y el misterio esotérico, la abolición del tiempo y la tiranía del rostro humano", dice Arellano, dando cuenta de la diversidad de su genio. Lo describe además como un "poeta trasatlántico", porque Rubén Darío tuvo no solo a su natal Nicaragua como Patria, sino a otras en la que está Chile, como segunda cuna. Luego, Argentina, como Patria intelectual; España, como la Madre Patria; Francia, como Patria universal y la Belleza, como Patria eterna.
El destacado académico también distingue los elementos de lo que sería el ars poética de Rubén Darío, constituida por "su sabia visión del arte y la metapoética, una angustia existencial, el erostimo trasdecente, el sincretismo religioso y la preocupación social". Este estudioso dariano ha participado de manera activa en la conmemoración de los 125 años de la publicación de Azul, esta vez reeditada por le Editorial de la Universidad de Valparaíso.
Los invitamos a escuchar la conversación que sostuvo la periodista Vivian Lavín junto al académico Jorge Eduardo Arellano en Vuelan las Plumas.