La esclavitud del siglo XXI
Cerca de dos millones de personas, cada año, son víctimas del tráfico sexual. De esas, un millón 400 mil son niñas, y varios cientos de miles más, adolescentes y adultas que son reclutadas por las garras de la “trata de blancas”, el negocio criminal que promete convertirse en el más lucrativo del orbe en pocos años. Desplazando así, a los consabidos ventas de armas y tráfico de drogas, que lidera el ranking de la maldad en estos días.
En países como México, Guatemala, India o Filipinas, entre tantos otros y, es el pan de cada día, sin embargo, el mundo entero lo prefiere obviar. Un mundo masculinamente empoderado que opta por seguir creyendo que esas niñas se perdieron en el bosque y siguen allí deambulando tipo Caperucitas Roja, olvidando a los lobos que babean por ellas al verlas pasar. Nuestro mundo prefiere seguir creyendo que son mujeres que escaparon con amantes fantasmas a destinos paradisíacos, las muy cochinas, y que el infierno les espera. Prefiere seguir pensando que ya volverán, cuando se cansen de tanto andar y encuentren el caminito de migas de pan que las conducirá de regreso a casa.
Pero hay quienes descreen de estas posibilidades. Como el Papa Francisco, que en una breve nota al canciller de la Academia Pontificia de Ciencias le pidió tratar "la esclavitud moderna". Y, obedientemente su paisano, el obispo Marcelo Sánchez Orondo convocó a un seminario sobre el tema para el 1 y 2 de noviembre próximos. Simbólicamente, para el Día de los Santos Inocentes, es que se reunirán en el Vaticano expertos de más de una decena de países para exponer sobre una evidencia que pocos quieren ver.
Días antes de esto, en La Haya, estarán reunidos tantos otros forenses y organizaciones de DDHH y ONG´s convocados por el Comité Internacional de Personas Desaparecidas (ICMP, en inglés) en una conferencia titulada Desaparecidos: Una agenda para el futuro.
Hay quienes, como el ya famoso médico forense español José Antonio Lorente, advierten que esta cuestión será anunciada como el tema del año, por el Papa Francisco. Su trabajo en DNA-Prokids ha sido más efectivo que muchas declaraciones de buena voluntad de diferentes gobiernos y convenios en torno al tráfico de menores. El director de Identificación Genética de la Universidad de Granada ha permitido a través de su ONG que hasta hoy, 620 madres se hayan reunido con sus hijos desaparecidos, como también evitar más de 200 adopciones ilegales. La llave mágica se llama ADN. Esa verdad que nos permitirá salir del error propio que implica la fotografía y otros obsoletos medios de prueba, y entender que hoy existe la tecnología para identificar a los seres humanos, no importa cuánto hayan cambiado ni cuán lejos se encuentren de casa.
Conversamos con el especialista en genética y director del Programa Forense del Centro de Derechos Humanos de la Universidad de California en Berkeley, Cristián Orrego Benavente.