Un viejo tigre conversa
Poeta de pocos pero contundentes premios. Parece deambular por la poesía chilena como "un viejo tigre", que es como él mismo nombra a su mente. Su libro La vida doméstica (Ed. Cuarto Propio) da cuenta de un paisaje humano y geográfico que lo inquieta y estimula, como es su vida en Estados Unidos, donde reside desde hace más de 15 años. En esta conversación junto a la periodista Vivian Lavín, Marcelo Rioseco habla de su poesía y cómo siempre, ella está conversando con la de otros grandes maestros.
"Es un vencedor en toda línea", dijo de él Nicanor Parra, a propósito del Premio Poesía de Revista de Libros del año 1994 que obtuvo entonces, Marcelo Rioseco. Eso fue hace 16 años. Buen ojo tenía Nicanor para descubrir las mejores piedras en este pedregal poético llamado Chile. Y aunque la poesía ha sido la columna vertebral del trabajo de Marcelo Rioseco, el cuento y la novela le han permitido cosechar otros elogios, como lo hizo con El cazador y otros relatos (LOM, 2000) y American Visa (RHM, 2013), pero al final, la poesía es su casa, su lugar de origen, allí, donde lo espera un viejo tigre. Le ha dedicado mucho tiempo a la obra de otros poetas, de diferente calado y tono a través de la construcción de antologías de poetas chilenos e ingleses, y estudios críticos sobre Juan Luis Martínez, Jorge Teillier, Eduardo Anguita, Diego Maquieira, Rodrigo Lira... es académico, pero de eso habla menos. Ha publicado cuatro libros de poesía: Ludovicos o la aristocracia del Universo (Universitaria, 1994), Espejo de Enemigos (Uqbar, 2011), 2323 Stratford Ave. (Uqbar, 2012) y La vida doméstica (Cuarto Propio, 2016). Vivió más de una década en Estados Unidos por lo que no es fácil de encontrar a Marcelo Rioseco por estos lares, al punto que ni siquiera asistió a la entrega del premio que le entregara el año 2017 la Academia Chilena de la Lengua por su libro La vida doméstica.