Bibliometro: Veinte años no es nada
Vivian Lavín conversó con Angela Salazar, coordinadora del programa Bibliometro, institución que este 2016 cumple 20 años facilitando la lectura en lugares no convencionales.
Dicen que 20 años no es nada, así dice la canción, pero en realidad 20 años es mucho tiempo, sobre todo para una de las iniciativas culturales más importantes de nuestro país: El Bibliometro, que nació el año 1996, cuando estaba iniciándose esta enorme y larga Transición. Bibliometro ha cumplido este año 20 años de vida. Es una iniciativa que ha ido creciendo, partieron tres y estamos hablando de préstamos de libros en las estaciones de nuestro tren subterráneo, conocido como Metro, y que ha sido exportada, es un producto de exportación. Por eso es que hoy día podremos saber más sobre qué es este Bibliometro a través de la voz de quien lleva va conduciendo los vagones del Bibliometro: Ángela Salazar. Ella es la coordinadora del programa Bibliometro y es bibliotecaria de profesión.
Bienvenida a Vuelan las Plumas ¿cómo estás?
Hola Vivian. La verdad, muy contenta de poder estar acá contigo y de conversar sobre esta iniciativa que, como tú bien dices, cumplió 20 años y que yo he podido ser parte de ella desde hace 15.
Es decir, tú eres, si no la madre, como la hermana, como que han crecido juntos.
Partí, claro, como estudiante, atendiendo público en los puntos de préstamo y luego fui creciendo dentro de la institución y ya luego cumplo ocho años como jefa de la unidad.
Mira, qué bonito eso. Qué bonito cuando se puede hacer la “carrera funcionaria” y es muy bonito que eso haya podido hacerse a través de diversos gobiernos.
Así es. Y también tiene que ver mucho con el reconocimiento hacia la gestión que hemos podido desarrollar en el programa, porque somos tres personas quienes hemos hecho carrera dentro de la unidad, y también la experiencia de un programa que es cien por ciento chileno y la experiencia desde los locales. Nosotros no es que nos imaginemos lo que pasa con los usuarios o lo que pasa en el metro de Santiago, nosotros lo vivimos, entonces, sabemos fehacientemente cuáles son las necesidades, el público objetivo y, por sobre todas las cosas, el perfil de la colección y el servicio que queremos ofrecer a la comunidad.
Este proyecto es para hablar de puras cosas bonitas, a uno lo invita a soñar con un país mejor, en un país más inclusivo, en un país que sabe, verdaderamente, disfrutar y compartir con sus ciudadanos de a pie, esos que andan en metro y que antes no era la mayoría. Ustedes también sufrieron ese enorme cambio, a partir del año 2010, cuando el metro pasó de ser un metro ABC1 a lo que es hoy día, un metro popular, atestado de gente. ¿Cómo fue ese cambio a nivel de los usuarios?
A mí me tocó estar en Los Héroes ese febrero de 2010 cuando pasamos de recibir a un usuario de etiqueta a un usuario un poco más congestionado y estresado. Se notó muchísimo. Ha sido un cambio trascendental, sobre todo para el Bibliometro, porque pasamos de tener 150 mil préstamos al año -en ese tiempo eran muchos menos locales, la mitad de lo que es hoy en día-, a duplicar en todo sentido, desde las necesidades de información a la colección. Tuvimos que mejorar el horario, ampliarlo a 12 horas, y también, por supuesto, el tipo de usuario que llegaba. Nosotros teníamos muy definido que el perfil de nuestro público eran personas que transitaban por el metro, jóvenes que no tenían profesión, pero ya después, con esta explosión de personas que transitaban por el metro, y que hoy en día son 2,5 millones de ticket al día que tiene Metro de Santiago y nosotros estamos, de las 101 estaciones, solamente en 20, hace pensar que, claro, la cantidad de público que llega a Bibliometro no necesariamente es usuario sino que llega de todo, desde el turista perdido que no habla nada de español y que el guardia no sabe cómo explicarle donde queda el aeropuerto y lo deriva a la biblioteca porque se entiende que ahí hay gente lo puede ayudar, hasta el usuario que es asiduo del Bibliometro y que exige mayor calidad en el servicio ofrecido. A nosotros nos pasa, muchas veces, a nuestros usuarios regalones, que les entregamos recomendaciones literarias y de los 20 libros que les hemos presentado, todos ya los leyeron. Entonces, casi es una necesidad urgente la de estar renovando la colección para mantener a ese usuario cautivo.
Hay algunas cifras que parecen relevantes destacar hoy día. De partida, ya sabemos que son 20 los Bibliometro en 20 años, que en la red hay más de tres millones de libros.
Lo que hay son más de tres millones de préstamos. Desde el momento en que nació Bibliometro hasta ahora, y es un indicador altamente utilizado para poder justificar la existencia del servicio porque Bibliometro -hay que decirlo- es cien por ciento chileno y nace de esta idea de poder sacar el libro de los lugares grandes, estos edificios…
Bibliotecas tradicionales…
Claro y que muchas veces no llamaban para nada la atención del usuario, todo lo contrario, generaba susto.
Todavía cuesta llevar a la gente a las bibliotecas.
Tenemos algunos elefantes blancos que todavía tienen esta imagen. Entonces, Bibliometro es un servicio donde prácticamente se utiliza la idea de retirar los libros de estos espacios y traerlos a donde transita la gente y por eso nace Bibliolancha, que es el servicio de préstamo de libros en el archipiélago de Chiloé donde, a través de una lancha, se puede trasladar la colección a las islas que están más alejadas, y también Bibliometro. Esto se replica en otras partes del mundo teniendo en cuenta, claro, las tendencias culturales del sector. Me imagino que es primera vez que viene España a preguntarle a Chile cómo hacer una biblioteca y nace Bibliometro Madrid. Hay antecedentes en Valencia, tenemos el ejercicio en Guatemala, en Colombia. Vino, en algún momento, Corea. Metro también nos va comentando cuáles son los lugares, los países que han venido a visitar el metro de Santiago y además quieren conocer Bibliometro. El último caso fue China.
Esas, entonces, son las buenas noticias, las cosas que muchas veces no se publican o que no se publican nunca porque nos fijamos solamente o estamos viendo solo este vaso medio vacío y no el medio lleno como es el orgullo de tener una iniciativa tan importante y que ha marcado tanto a nuestra cultura, porque para nosotros es prácticamente común encontrarse con un Bibliometro pero, como tú bien dices, los turistas muchas veces piensan que es una librería para comprar libros. O sea, hay que explicarles que no, que esto es una biblioteca, un lugar de préstamo. Me imagino la cara de extrañeza. Ahora, estaba viendo algunas cifras respecto de los préstamos porque, por supuesto, uno quiere saber qué es lo que más se lee y es bien interesante. De partida, lo que más se lee es Condorito, ¡Plop!
Mira, te voy a comentar un poco de qué se trata. En Bibliometro siempre ha sido la tendencia llevar literatura recreativa en español, no necesariamente la literatura que piden en el colegio pero sí tenemos algunos títulos para poder satisfacer esa necesidad. Eso fue hasta unos cuatro años atrás cuando muchos de nuestros usuarios nos empezaron a solicitar revistas. Bibliometro no prestaba revistas e hicimos una consulta -porque en eso, insisto, hay un tema de conversación permanente con el usuario-, y les preguntamos: ¿Qué revistas les gustaría que Bibliometro tuviera? Y fue increíble, ganó Condorito, ganó The Clinic, y nosotros incluso habíamos agregado otros títulos, y también todo lo que tenía que ver con las mamás, apoyo de manualidades, revistas que tienen que ver con el diario vivir o cómo hacer trabajos manuales en casa.
¡Y National Geographic! Está en tercer lugar ¡impresionante!
Eso lo agregamos nosotros y tiene que ver, también, con la experiencia de poder mirar hacia las bibliotecas públicas cuáles son las revistas con mayor tendencia, con mayor uso, y ahí está Nat Geo. Condorito es una tendencia país. Si tú revisas el listado de las revistas más solicitadas en todo el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas te vas a encontrar con la misma tendencia.
De los escritores chilenos que están liderando los ranking de lectura está la Isabel Allende. Además, Rivera Letelier, por supuesto; Jorge Baradit, lo que me alegra porque estamos hablando de esta manera de leer la historia; Roberto Ampuero, sorpresa; Rosa Montero es la única escritora que está acá – estamos hablando del mes de agosto- que es hispana y los demás ya son gringos con la novela, la saga, el best seller como se dice.
Siempre, siempre. Bibliometro le rinde tributo a Isabel Allende todos los años.
¿Y ella ha ido a Bibliometro alguna vez?
Hasta donde yo recuerdo, no. Pero sí nos ha mandado invitaciones…
Ustedes, junto a toda la administración pública, están enfrentando, hoy día, un apretón de cinturón bastante importante y la compra del libros para el año 2017, por lo menos lo que yo tenía entendido, es que iba a ser cero, crecimiento cero para el próximo año. Es decir, no iba a haber compra de libros. Yo no sé si eso cambió y si cambió será mínimo. Tú ya lo estabas diciendo, Ángela. Ustedes tienen usuarios muy exigentes que les están pidiendo la novedad. La gente sabe lo que está pasando y quiere ir leyendo a la par con lo que va saliendo. ¿Cómo van a enfrentar esa disyuntiva?
Tal como te comentaba, el perfil de Bibliometro es llamar la atención. Prácticamente es tener una campana con literatura recreativa, con novedades bibliográficas en lugares no convencionales que, en este caso, es el Metro de Santiago. El 70 por ciento de la colección de Bibliometro son novedades, quiere decir que no tienen más de dos o tres año de publicación. Entonces, claro, enfrentar un escenario adverso en el tema de presupuesto asociado a la compra de libros, claramente que para nosotros es angustiante pero también nos da la oportunidad de buscar alternativas que permitan mantener a este socio cautivo y poder continuar con la fidelización de usuarios porque ese es, finalmente, el objetivo de Bibliometro. Nosotros captamos usuarios nuevos que no conocen o nunca les interesó una biblioteca y les contamos que existe este servicio que entrega el Estado y que lleva 20 años de funcionamiento, para luego hacer el enganche con las bibliotecas públicas de su sector. Entonces, sí tenemos un tema bien fuerte que está asociado al presupuesto aunque aún no está definido, porque recién en las próximas semanas se va a discutir en el Congreso. Pero sí, no hay que ser ciego respecto al presupuesto del próximo año. Claramente, nos da la oportunidad de analizar en dónde estamos parados y qué es lo que vamos a hacer.
¿Cómo lo van a enfrentar?
Tenemos varias alternativas ya vistas que tienen que ver con la inclusión y con el uso de servicios que en estos momentos no están siendo visibilizados por la comunidad. Tenemos una biblioteca digital que funciona perfectamente y que es simplemente acceder a libros a través de tu celular. Hay una aplicación en donde tú puedes acceder y siendo socio del Bibliometro…
¿Cómo se llama esa aplicación?
Biblioteca Pública Digital. Así lo pueden buscar y vas a encontrar la información. En caso de que no seas socio de Bibliometro te puedes hacer socio inmediatamente y ya puedes encontrar un catálogo de literatura en español, de novedades, más o menos los títulos que hay en Bibliometro aunque tiene que ver mucho con lo que está disponible en el mercado, y puedes descargar el libro y tenerlo por 15 días en tu celular. Bajo ninguna manera de pensar podríamos decir que esto es una amenaza para el Bibliometro, muy por el contrario, es la oportunidad de complementar servicios y generar la posibilidad de, también, captar a estos usuarios que todavía no nos ven, que a lo mejor transitan todo el día al lado de un Bibliometro y no se dan cuenta de que estamos ahí.
Pero es que esa gente está todo el rato, estamos todo el rato, mirando el celular y, claro, en el Metro están todos en la misma. Y no siempre contestando o viendo cosas urgentes, no, muchos en Facebook, están chateando, entonces uno dice: “Bueno ¿y por qué no leyendo un libro?” Entonces, incorporar el celular. ¿Cómo van a empezar a comunicarlo? Ya lo están haciendo acá pero es tanta gente la que necesita ser seducida.
Nosotros, finalmente, estamos buscando alternativas que nos permitan llegar a estas personas que no necesariamente visualizan el Bibliometro. Hay encuestas que hace Metro en donde se indica que Bibliometro, en algunas partes, ni siquiera se nota, forma parte del paisaje de la estación, y ese es un tema que tenemos que ir atacando en el corto plazo. Por eso, también, hace muy poco lanzamos esta campaña de instalar letreros en cada punto de préstamo que dice: “Aquí se prestan libros”. Aquí prestamos libros, aquí no vendemos dulces no tenemos para sacar fotocopia, sino que simplemente aquí prestamos libros. Y ahora, la segunda parte de esta campaña tiene que ver con la opción de que aquí puedes descargar tu libro. Vamos a colocar algún tipo de autoadhesivo cerca del mesón de préstamo, con portadas de títulos que estén en la Biblioteca Pública Digital más el código QR. Este servicio va a ser 24 por 7, vale decir: no necesitamos que el Bibliometro esté abierto para que tú puedas, con tú celular, escanear el código QR y acceder al libro de forma inmediata. Y esto sigue siendo parte de un servicio de la DIBAM, de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, que se complementan entre Bibliometro y la Biblioteca Pública Digital.
Está muy bueno eso. A mí me gustaría pensar, también, en esta posibilidad para las lecturas escolares pero como el Estado no tiene plata para comprar libros… porque el que sea digital no significa que sea gratis; es decir, de todas maneras se paga un derecho de autor.
El Estado ya lo pagó.
Claro, en este caso, ya lo pagó, pero después hay que ir viendo según la cantidad de préstamos. Ahí tiene que haber como un algoritmo ¿o solamente pagándolo una vez ya lo puedes prestar millones de veces?
Es que pasa lo mismo con el libro físico.
¡Ah, tienes razón!
Nosotros lo podemos prestar 30, 40 veces y ya pagamos el impuesto por él.
Sí pero una cosa es un libro físico y otra cosa un libro digital porque ahí se multiplica el libro.
No, porque el archivo desaparece después de 15 días, no queda para siempre en el celular.
¿Cuándo van a empezar a implementar esto, Angela?
Ideal es que sea a partir de noviembre de 2016.
¡Qué bueno! justamente en el marco de la Feria del Libro, que es un mes de literatura, un mes donde el libro está en el centro de nuestro pensamiento.
Pero, en ese sentido, Bibliometro no para, nunca ha parado de poder desarrollar actividades de promoción y fomento a la lectura, es permanente el contacto que nosotros realizamos con colegios, con jardines infantiles.
También le llevan una cajita a la JUNJI.
Así es, apadrinamos jardines infantiles que están cerca de los Bibliometro con 30 libros que mandamos mensualmente para que las parvularias puedan utilizar estos libros y trabajar en sala y luego, a finales de mes, hacemos ese recambio de colección bibliográfica. Todo esto dentro de lo que tú mencionas, el proyecto que se llama “Cajita viajera”, que finaliza con una actividad literaria en el jardín infantil, para que los niños no salgan, y hacemos un cuentacuentos o llevamos un teatro infantil asociado a algún libro que esté en el Bibliometro. Eso forma parte de cómo empezamos a incorporar la lectura en la primera infancia pero también vamos a Universidades, vamos a establecimiento de educación superior, vamos a ministerios, vamos donde nos digan para poder hacer inscripciones masivas. De verdad, nosotros tenemos el lema de que aquí no hay excusa para no leer y lo aplicamos cien por ciento.
Finalmente ¿qué es lo que se necesita para ser socio de Bibliometro? Porque alguien puede pensar que debe costar muy caro. De hecho, tú me habías dicho que pensaban, también, prestar un Ipad.
Mira, dentro de las alternativas de innovación, con esta mirada del vaso medio lleno, está la posibilidad de generar el préstamo de una tablet. Esta tablet, claramente, tiene otros reglamentos, no va a ser tan fácil como prestar un libro, sino que está enfocado a estos usuarios premium que ya se lo han leído todo y quieren comenzar a conocer la biblioteca digital. Entonces, a través de este préstamo damos el otro paso, de indicar que Bibliometro también ofrece el servicio de préstamo de tecnología tal como lo hicimos hace 20 años de prestar libros en lugares no convencionales.
Bueno, el temor hace 20 años era que la gente se iba a robar los libros.
Hasta el día de hoy y ya llevamos 20 años y, como tú decías, más de tres millones de préstamos. Somos un Bibliometro que está en Santiago, sí, pero queremos irnos a regiones y en eso vamos a trabajar fuertemente. Y es tan simple, tan fácil de acceder. Para hacerse socio de Bibliometro basta con que cualquier persona presente su carnet de identidad o pasaporte si no lo tiene o algún documento que acredite dirección con, ojalá, una vigencia no mayor a seis meses, y sería todo. La inscripción es gratuita. El único requisito oficial es que cuiden los libros y que los devuelvan a tiempo para que otro usuario pueda hacer uso de él.
¡Qué bonito! Ángela. Quedo con mucho ánimo, sobre todo por la manera que tienen de enfrentar al adversidad, las restrictivas compras estatales para poder nutrir sus bibliotecas no solamente en Bibliometro, estamos hablando de las bibliotecas públicas de nuestro país y que ustedes están adelantándose, yendo con las tendencias, educando a sus usuarios para que puedan digitalizarse y aprovechar lo mejor que tiene que no es solo el chat ni Youtube ni Facebook sino que libros.
Y además, seguir buscando alternativas para poder llegar al usuario. A lo mejor no será en el metro pero, por ahí, algo inventaremos.