El Desplume: Voces de Chernóbil
La editora y escritora Beatriz García Huidobro comenta el libro Voces de Chernóbil de la Premio Nobel de Literatura 2015 Svetlana Alexievich.
Este año 2016 se cumplen treinta desde que sucedió el accidente nuclear de Chérnobyl. Recordemos que ese día solamente se simulaba un corte eléctrico y algo falló, terminando con una explosión que mató inmediatamente a cerca de cuarenta personas que trabajaban en la planta nuclear.
Rusia intentó callar este fenómeno y mitigar de manera local las consecuencias, pero se produjo alarma mundial y debieron iniciar un proceso de descontaminación que afectó a miles de personas que vivían en los alrededores. La planta se ubicaba en una zona rural, donde los campesinos trabajaban su tierra en completa indiferencia respecto de la planta nuclear. Y de pronto debieron ser evacuados, sus casas con todos los enseres abandonadas, la tierra dejada a mitad de labrar; todos ellos llevados a hospitales donde los mantenían en cuarentena hasta que se develara el nivel de contaminación.
Centenares de individuos se vieron afectados de manera violenta: primero los bomberos, los trabajadores de la planta, luego los campesinos. Muchos de ellos murieron deteriorándose en agonías incomprensibles, los niños desarrollaron enfermedades mortales por cuestiones aparentemente tan inocuas como usar el gorro del padre contaminado y que había fallecido. Y la estela de muerte estuvo acompañada del destierro absoluto. En lo alto el cielo parecía más azul que antes, la tierra contaminada brotaba esplendorosa, pero nada de lo que emergía de ella podía tomarse, los campesinos tenían prohibido acercarse a sus casas, sus animales, sus sembradíos.
Svetlana Alexiévich recurre a su fórmula habitual que consiste en recoger y reproducir testimonios de testigos directos de los hechos: la viuda de un bombero que lo acompañó en su agonía, la anciana que se negó a alejarse de su tierra, el padre de un niño que desarrolló malformaciones, el empleado que siguió instrucciones contra su voluntad, etc.
La técnica periodística de Alexiévich es muy interesante como recurso para darle vida a episodios históricos desde la mirada del hombre o la mujer común y corriente que estuvo allí, que voluntaria o involuntariamente pasó a ser parte de nuestra historia reciente. Su mérito está en la inmensa recopilación de fuentes primarias y es posible que haya recibido el Premio Nobel por este aporte y no porque tenga una propuesta literaria estética o de densidades en los textos. Ella recorre los lugares, encuentra a las personas y las hace hablar. De este modo nos entrega la sensación de haber estado allí y de conocer el modo en que la gente se vio afectada por las grandes decisiones de otros: su voz es la de la persona de a pie, sin el filtro ni la luz agobiante de las verdades oficiales.