Los sueños de un joven que no vendrá
El taller de escritores realizado en la Biblioteca Pública Piloto, llamada así porque fue la primera de su tipo en Medellín, fue un semillero. Pero para el escritor antioqueño Juan Diego Mejía fue su tabla de salvación. Allí, el escritor medellinense Manuel Mejía Vallejo – es que en Colombia los apellidos se repiten de la misma manera que en Cien años de Soledad – le dijo al joven Juan Diego Mejía la frase que le cambió la vida. Fue un miércoles por la tarde, en una de las sesiones que por décadas dirigió este autor, cuando el entonces profesor de matemáticas con vocación de revolucionario escuchó de su maestro: "Tú eres escritor". Esa noche, el joven Juan Diego cuando en la cena repitió las palabras de su mentor, su padre le prodigó una mirada escéptica y su madre, la complicidad de una doble porción de pollo en su plato. Juan Diego Mejía entonces era un joven que cargaba la derrota revolucionaria en la espalda. Regresaba a su Medellín natal a rearmar su vida y esa frase del reconocido autor antioqueño fue el plomo que la débil arquitectura de su vida necesitaba. Publicó en el año 1982, Rumor de muerte y desde entonces y hasta ahora, una decena de novelas y antologías, cosechando de paso importantes premios. Al mismo tiempo, dirigió un canal de TV cultural y la Fiesta del Libro y la Lectura, que la convirtió en la 4ta Feria del Libro más importante de Latinoamérica. La periodista Vivian Lavín conversa con el autor Juan Diego Mejía en un bullicioso café de Medellín sobre su libro Soñamos que vendrían por el mar (Alfaguara) con el que cierra la deuda con su pasado revolucionario.