Melba y la ficción como refugio para relatar la realidad
Es una periodista colombiana que ha sido reconocida como Mejor columnista de opinión en su país. Sus trabajos periodísticos han sido traducidos al inglés y al italiano, pero donde más ha logrado que su palabra cale hondo ha sido en la ficción. La mujer que hablaba sola (Seix Barral) es su cuarta novela y la que le ha significado enfrentar la realidad de la manera más frontal: acosada en las redes sociales y amenazada por grupos de jóvenes en un país donde la violencia es una forma de diálogo social. A pesar de todo, está tranquila y desde una plaza en lo alto de Bogotá, conversó con la periodista Vivian Lavín sobre esta novela y la Colombia que no deja de sangrar.
Melba dice que este libro trata sobre la maternidad. Entonces, ingresamos a un extensísimo monólogo de una mujer que a sus 43 años, los mismos que tiene la autora, se encuentra estremecida por la noticia de que su hijo estaría presuntamente implicado en un ataque terrorista. Lo que hace la protagonista es hablarle al padre del joven, aquél que murió hace décadas, cuando ella ni sabía que estaba embarazada, como una forma de entender cómo las cosas llegaron a un punto en el que la realidad se confunde con la que ellos vivieron hace años. Como un eterno retorno, donde muchos elementos se repiten - el afiche del Che Guevara y el radicalismo- y otros nuevos y dolorosos, como actos realizados por jóvenes grupos que emulan a otros de antaño.
Y si bien el libro es sobre la maternidad, lo que hace la protagonista es revisar su propia historia junto a su hijo, y como telón de fondo, la de su propio país. El punto de partida está en el impacto que le produjo a la periodista Melba Escobar un hecho ocurrido hace unos años en un Centro Comercial ubicado en un acomodado barrio de Bogotá, donde un artefacto explosivo detonó en el baño de mujeres, justo el día previo al Día del Padre, cuando mujeres en tropel iban a buscar regalos para sus hombres. Murió una mujer de nacionalidad francesa y Melba decidió asistir a las audiencias donde desfilaban los acusados: jóvenes, casi niños, que se sentían herederos del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Para entender la violencia que sigue carcomiendo a Colombia, para entender a esos jóvenes, para entenderse ella misma, escribió esta novela.
La ficción como un refugio, como un ejercicio doloroso que Melba Escobar sugiere y que remece porque habla de Colombia, pero también de Chile o América Latina sin siquiera referirse a hechos puntuales, porque parecieran ser marcas idénticas de un paisaje que compartimos.
La presentación de La mujer que hablaba sola (Seix Barral) en la Feria del Libro de Bogotá (FILBO 2019) tuvo un momento de tensión, cuando un grupo de jóvenes llegó hasta la sala donde se realizaba el acto y espetaron a su autora, luego de semanas de asedio en redes sociales e incluso, amenazas. El editor Juan David Correa fue quien definió la frontera que dejó a los jóvenes desarmados al otro de la línea, aquellos que ni siquiera habían leído el libro pero con el deseo que el libro fuera lo que ellos pensaban que era. "La ficción no tiene que dar explicaciones", les dijo y se quedaron perplejos...
Una historia que interpela y desnuda a una realidad que para entenderla necesitamos a la ficción.
Melba Escobar conversa con Vivian Lavín sobre esta novela desde una Plaza de Bogotá.
3 de mayo de 2019