Una autora que enfrenta al poder
Es una de las voces más destacadas de la literatura coreana en la actualidad. Su trabajo escritural lo compara como quedarse perdida en medio de una calle buscando señales para orientarse. Esas señales son las palabras que elige, una a una, al armar una narrativa que lo que tiene como voluntad es alejarse de la tradicional para despojarla del poder. Bae Suah es la autora de El restaurant de Sukiyaki (Bajo La Luna, Argentina), su único libro traducido al castellano. La periodista Vivian Lavín conversa con Bae Suah en el marco del ciclo de Entrevistas con Autoras y autores coreanos para lectores de habla hispana, que cuenta con el apoyo del Instituto de Traducción de Literatura Coreana, LTI.
Bae Suah estudió química y llegó a la escritura por casualidad: practicando la mecanografía escribió su primer cuento. Eso fue a fines de lo 80, cuando su país, Corea del Sur era muy distinto del que es hoy.
Tampoco ella es la misma. Bae Suah es una autora de más de 10 novelas y volúmenes de cuentos y es reconocida como una de las más importantes escritoras coreanas de la actualidad.
Su único libro traducido al castellano es El restaurant de Sukiyaki, publicado en 2014 por la editorial argentina Bajo La Luna y traducido por Seong Cho-Lim y Kwon Eunhee.
A pesar de ser el único material que tenemos en nuestro idioma, podemos decir que es un libro que contiene muchas de las características que hacen de Bae Suah una autora muy particular e interesante, como son emociones y sentimientos intensos, mujeres con vidas difíciles y una sociedad indolente.
Hablemos de las emociones intensas. En Latinoamérica expresamos nuestros sentimientos con mayor facilidad que otras culturas, aunque no lloramos en público ni en masa, como lo pueden hacer los coreanos. ¿Podría explicarnos cuando dice que los sentimientos son los protagonistas de sus relatos?
No conozco mucho de Latinoamérica pero lo que he podido aprender mediante libros es que es un pueblo muy apasionado. Sé que el pueblo latinoamericano en los sentimientos de amor, por ejemplo, es muy apasionado. Pero para los coreanos no es bien visto que los sentimientos salgan a flor de piel. Pero hay una excepción: la tristeza. Por ejemplo, es muy común ver cómo los sentimientos de tristeza afloran en situaciones como los funerales y, especialmente, en las mujeres. No soy una escritora que piense mucho en el sexo opuesto, pero sí cuando surgen los sentimientos son aspectos que compartimos con los hombres. Yo no hago literatura tradicional. Estoy interesada en hacer una ampliación de los sentimientos. Me enfoco en hacer una reestructuración de los sentimientos, al punto de crear una nueva gramática. Mi interés es crear nuevas funciones del lenguaje a partir de la reconstrucción de los sentimientos.
¡Qué difícil traducir a Bae Suah cuando trata de deconstruir el lenguaje! ¿Qué rol juega la compasión en su narrativa?
No escribo mis textos sobre la base de la compasión sino que más bien sobre la base de la empatía y el tratar de crear una cercanía junto con mis personajes. Muchas veces, mis personajes son muy similares a mí y comparto con la característica de la soledad. Trato siempre de escribir de modo que mis personajes permanezcan hasta el final solos.
Usted, ¿llora o ríe cuando escribe?
Ninguno de los dos: ni lloro ni río. Estoy en constante presión. Escribo en un estado de permanente preocupación. Mi proceso de escritura, la manera cómo busco cada palabra se puede comparar a la situación de encontrarse perdida en una calle. Entonces, no tengo tiempo de sentir emociones, es demasiado mi preocupación en la escritura que no me puedo dar la libertad de sentir esas emociones.
Y, ¿cómo arma sus novelas? Hablemos de la arquitectura interior de ellas.
No tengo una planificación previa y aunque la tuviera, la verdad es que eso cambiaría mucho en el proceso de la escritura. Lo que sí hago es tener ciertas imágenes, escenas muy claras sobre las que empiezo a escribir. Por ejemplo, si me imagino a un hombre dejando a una mujer en la puerta de su casa, escribo esto y luego realizo un trabajo de posicionar esas imágenes en mi escritura. Así, perfectamente, lo que escribí al comienzo puede convertirse en la última escena de la novela.
Su formación es científica, es química, por eso pensé que tenía todo planificado hasta el último detalle.
Mi educación no cumple ningún rol en mi vida.
Vaya, eso sí que es interesante de parte de una de las más grandes autoras de la literatura coreana hoy. Nos cuenta que va deconstruyendo el lenguaje... Deborah Smith una de las más destacadas traductoras del coreano al inglés ha traducido su libro A greater music y en una excelente entrevista ella recuerda que su escritura es "desde el punto de vista del estilo y del lenguaje poco convencional". ¿Qué es lo hace Bae Suah para ser tildada de poco convencional y poco coreana? ¿Cómo lo siente: tiene algo de ninguneo o simplemente es exótico, por ejemplo?
Estoy de acuerdo con esa aseveración de ser poco convencional porque creo que no puede tener respuesta a todo. Además, desconozco lo que se entiende como ser coreano... En mi opinión, lo que las personas entienden lo que es ser coreano, como la cultura o el idioma, es algo que se relaciona con el poder. El lenguaje tiene poder. Y yo he tratado de evitar utilizar el uso de este lenguaje, este que es tradicional y representativo de la cultura coreana, porque representa al poder.
El poder es un gran tema. Y creo que el poder tiene relación con El restaurant de Sukiyaki, una novela coral que habla del hambre, la pobreza, la indignidad que incluso, en boca de uno de sus protagonistas, pone en duda la idea de comunidad: "... uno llega a dudar si realmente existirá lo que llamamos comunidad, es decir razas o patrias, porque lo único que mantiene al colectivo parece ser la amenaza exterior". Háblenos, por favor, de su visión del mundo real y el de sus libros.
Esta novela es una excepción respecto de mis libros posteriores porque uso mucha ironía para mostrar la crueldad de la sociedad coreana, que es superior a las de otras sociedades. En este momento, lo que más nos mantiene como humanidad es mantener ciertos valores. Así, por ejemplo, salir en la televisión y mostrarse de una manera moralmente correcta es muy importante y porque existe ese deseo interior de mostrar eso es que el mundo aun no se ha convertido en un infierno. Pero si eso se acaba, creo que ella que la humanidad se va a convertir en una pesadilla.
Como que nos estamos impostando mediáticamente para pensar que somos mejores de lo que verdaderamente somos. Coincidimos con Bae Suah. Hablemos de las mujeres, en una entrevista con su traductora Deborah Smith ha dicho: "Tengo una clara intención cuando elijo a un personaje femenino. Son mujeres que se rehúsan o no pueden tener su propio lugar en la sociedad tradicional. Amo a esas mujeres".
Dohn Kiongsuk es uno de los personajes de El restaurant de Sukiyaki y dice: "¡Está visto que los hombres no sirven para nada! Da lo mismo que sean jóvenes o viejos, intelectuales o ignorantes!". En una sociedad patriarcal como la coreana, ¿qué rol cumplen estas mujeres en la escritura de Bae Suah?
Este personaje es una persona que ironiza sobre el rol de ser esposa: está jugando permanentemente desde el sarcasmo y la ironía sobre ese rol, que es el que espera la sociedad coreana de una mujer. Este personaje es una excepción porque el rol que cumplen los personajes femeninos en mi escritura y en sus otras novelas es el del lenguaje. Siempre en mis novelas intento o me esfuerzo para que las mujeres hablen en su propio idioma, por lo tanto, no seguir las reglas de un idioma patriarcal, sino que seguir esa lengua propia de ellas. En un momento, me di cuenta que los autores que me apasionaban eran solo hombres. Entonces, me di a la tarea de buscar a autoras mujeres. Y así es como comencé a crear o construir un lenguaje que estuviera ligado a la parte femenina. En esta construcción trato que los propios personajes vayan encontrando su voz, su voz dentro de la narración. Como autora, mi trabajo es escribir, y en esta tarea tengo conciencia de no repetir los prototipos masculinos. Y en ese proceso, o esta manera de escribir, me di cuenta, que frente a mis ojos el sistema patriarcal había desaparecido.
En una sociedad patriarcal como la coreana, ¿ qué rol cumplen estas mujeres en su escritura?
En Corea hay más mujeres lectoras que hombres. Las mujeres hoy se preguntan porqué la lectura académica es mayormente masculina y, hasta qué punto, son las propias mujeres las que siguen optando por los autores hombres y por qué. Pienso que esto se da ya que el lenguaje que las mujeres hemos aprendido sigue siendo el lenguaje del poder, por lo tanto no todas las autoras femeninas escriben desde el lenguaje femenino. Hay autoras que escriben desde el lenguaje del poder.
Absolutamente de acuerdo. Vivimos una situación idéntica y veo que las nuevas generaciones, donde no solo hay jóvenes lectoras que optan por leer a otras mujeres sino que también editoras que están editándolas. Tengo esperanza en las nuevas generaciones de que cambiarán esto.
También pienso que esto seguirá cambiando a futuro.
Volvamos a Bae Su ah y su literatura. Aun no podemos leer A greater Music debido que no ha sido traducido al castellano, y por lo que sabemos es que en este libro hay referencias al chamanismo y que está presente en la cultura coreana. Lo mismo sucede en la cultura chilena y latinoamerciana. ¿Por qué incluye a estas mujeres mayores que la academia estudia pero no las valora? Podríamos decir que algo similar sucede en Chile con las machi. ¿Qué rol cumple el chamanismo en su literatura?
El chamanismo son imágenes, símbolos, dioses que están presente en mi escritura no solo en este texto sin que también en otra novela anterior. Es un elemento que ha estado durante mucho tiempo motivando mi imaginación, alimentándola. Pero hoy en Corea el chamanismo está desapareciendo, está marchito. Lo aprendí en el colegio, pero hoy es visto de manera peyorativa, como una superstición. Cuando visité Brasil tuve la experiencia de ver uno de estos rituales en Bahía, y fue una nueva inspiración para mí, y vi que sigue presente en otras culturas y me inspiré en este rito.
A comienzos del 2000 se fue a vivir a Alemania, allí aprendió alemán y no solo eso, a partir del dominio de ese idioma comenzó a traducir a ciertos autores de lengua romance, como Clarice Lispector o Fernando Pessoa. Sobre la traducción ha dicho que prefiere el sentimiento de la frase más que la literalidad. Háblenos de ese proceso.
Tengo que confesar que yo no hablo portugués. Clarice Lispector es mi autora favorita. Lo que le sucedió fue que ni Clarice ni Pessoa eran conocidos en Corea, y lo que hice fue recomendar a la editorial la traducción de estos autores al coreano. Entonces hice una traducción desde el inglés y el alemán al coreano. Luego, la editorial realizó una versión en regla desde el portugués.En el caso de Pessoa, era un lenguaje tan delicado que prácticamente era como un laberinto. Su escritura tiene mucha magia. Y lo que muchas veces sucede en el tema de la traducción es que depende del traductor que la obra cambie completamente, como que también se mantenga el espíritu original. Amo las versiones originales. Y lo que le sucedió con Pessoa es que sentí que había tanta magia en su escritura que prefirí traducir el sentimiento que tenía el texto en lugar de hacer una traducción literal, palabra por palabra.
Claro, se habla de Traduttore, traditore. Incluso un traductor puede mejorar una obra.
Bae Su ah, para terminar esta entrevista en la que hemos podido conocer sobre tu obra y visión de la vida, quisiera saber cómo estás viviendo la sociedad coreana actual y de qué manera se refleja en su propia literatura. Hemos entendido el trabajo que haces a través del lenguaje, deconstruyendo el lenguaje del poder, pero quisiéramos saber sobre otros aspectos culturales, como es la división de las dos Coreas, por ejemplo, una herida que sigue abierta en la sociedad coreana.
Yo vivo medio año en Corea y el resto del tiempo en Alemania. Considera que el idioma coreano es mi pueblo, mis orígenes. Pero digo fuertemente que no ama a la sociedad coreana de la manera cómo se desarrolla hoy. Es una sociedad invidualista y siento que no hay manera de frenar esta decadencia de la sociedad coreana. Me siento triste por ello. Me defino como una persona lenta. Trato de vivir de manera lenta, y no tengo espacio en esta sociedad coreana tan individualista y acelerada. Entonces, doy un paso al costado y trato de vivir de la mejor manera posible. Y lo único que puedo hacer para aportar es a través de mi escritura. Y como no soy política, tampoco tengo la respuesta que le permita a la sociedad coreana ir en una dirección correcta.
Difícil y doloroso. La entendemos perfectamente cuando las mujeres hemos sido muy importantes en los cambios que está viviendo Chile hoy. Y esto no es un problema nuestro, es un problema mundial, del ser humano, y para quienes vivimos en la literatura, podemos hablar de esto gracias a ella, y si no tenemos la solución hoy, la vamos a encontrar.
Yo también espero lo mismo.
Queremos darle las gracias a Bae Su Ah y a Carolina Jiménez, quien nos ha permitido entendernos y compartir nuestros dolores, nuestra mirada de mundo.
También queremos agradecer al LTI por el apoyo para que se desarrolle este ciclo.